miércoles, 31 de marzo de 2010

The heart of the world.

El cine de Guy Maddin (1956), pasa por ser la máxima expresión contemporánea del primitivismo. Puede que fuera el director de Winnipeg el último que escribiera un manifiesto (un hermoso manifiesto), sus películas y cortos (que son muchos en youtube) se despegan de tendencias para encontrar una poética propia que en un primer vistazo parece más relacionada con un cine expresionista que con cualquier cosa que se estrene hoy en cualquier sitio. Es un director sorprendente y casi molesto, más allá de cualquier consideración crítica sólida porque remite a los males de nuestra sociedad retrocediendo hasta el momento en que se convirtió en la sociedad de la imagen. Saturando la pantalla de símbolos, creando alegorías que se pierden en sí mismas, Maddin se topa con cosas que casi nunca podemos ver y tenemos sólo que intuir. Aquí dejo un buen ejemplo: el cortometraje The heart of the world, producido en 2000 por el Toronto Film Festival.


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